22 Oct Una clave importante en la dirección de personas: Escuchar
“Se necesita coraje para levantarse y hablar pero se necesita mucho más para sentarse y escuchar.”
Wiston Churchill.
Uno de los grandes males de los directores es que piensan que han de resolver, decidir qué ha de hacerse, quién se encarga, organizar y dar pautas o indicaciones.
¿Cuándo fue la última vez que conversaste con las personas de tu organización sobre cómo se encuentran, qué tal les va o cuáles son sus propuestas o inquietudes?
Y, no, no hablo de tu equipo más cercano, que también, sino con cada una de las personas que trabajan en ella.
Sí, entiendo. Ya sé lo que estás pensando. Algo cómo:
¡¿Cómo voy a pararme a hablar con los operarios, la gente de calidad o de i+d!?
Son muchos y tengo muchísimo trabajo.
Trabajo, trabajo y más trabajo. Sal de la rueda de hámster.
Tu equipo necesita trasladarte lo que sienten, cómo ven la situación, qué harían si nadie les diera instrucciones,… ¡escúchalos!
Prueba a escuchar. Para, deja espacio, pregunta y escucha. ¡Te sorprenderá!
¿Cómo?
- Pasea:
Aprovecha y haz pequeños descansos en los que pasear, observar, mirar a los ojos y sonreír a las personas con las que te cruzas y pregunta simplemente: ¿qué tal? ¿cómo estás?
- Come, merienda o toma café:
Pasa por el comedor algún día, igual no hace falta que lleves el tupper para comer si no te sientes cómodo pero sí igual a tomar café o algo de merendar hará que puedas coincidir con personas que no ves habitualmente y poder escuchar cómo lo llevan.
- Pregunta:
Cuando te cruces con alguien, sonríe, mírale a los ojos y haz preguntas abiertas que empiecen por “qué, cómo, cuándo, dónde” y tras formularla, mantente en silencio a la espera de respuesta. Algo en la línea de:
- ¿qué haría mejorar tu satisfacción en la empresa?
- ¿cómo ves que estamos?
- ¿cómo mejorarías tu puesto de trabajo?
- ¿cuándo empezaste y cuánto tiempo llevas ahora en la empresa?
A veces es simplemente cuestión de eso, de permanecer en silencio, atento al otro y escuchar.
Con el ritmo que llevamos faltan espacios en los que poder compartir, expresarse,… en definitiva, alguien que escuche.
Y cuando digo ESCUCHAR, me refiero a prestar atención e interesarse de manera genuina por el otro y lo que dice así como lo que no dice. Observa el conjunto de manera que puedas percibir su comunicación no verbal, su emoción y la coherencia de estas con sus palabras. No interrumpas y permanece en silencio y mirada atenta.
Sí, la escucha activa y empática desde la que buscar comprender e incluso ponernos en el lugar del que habla. Concéntrate en la otra persona y lo que dice en lugar de planificar o estructurar lo que vas a decir cuando acabe. Y desde ahí, puedes parafrasear que es repetir alguna palabra de las que escuchaste para que el otro pueda seguir explicando qué significa y desarrolle. También puedes hacer preguntas específicas y abiertas como hemos visto anteriormente.
Es importante que cuando parafrasees o preguntes lo hagas con curiosidad, sin juicio y tono neutro evitando el “por qué” y haciendo uso mejor de un “para qué” en el caso de que quieras saber más.
Un por qué nos lleva a una respuesta del pasado mientras el para qué abre una reflexión desde el presente al futuro desde un lenguaje de posibilidades y cambio.
Beneficios:
- Mejora de la comunicación.
- Creación de vínculos interpersonales.
- Aumento del sentimiento de valoración personal.
- Impulso de la colaboración e implicación de los trabajadores.
- Desarrollo de la empatía propia al escuchar y buscar entender.
- Generación de confianza.
Ejemplo de frases:
- Cuéntame más sobre esto.
- Qué se te ocurre que podría hacerse para resolverlo.
- A qué te refieres con “x”
- Cómo te hace sentir esta situación
- Hay algo que pueda yo hacer para ayudar
- Entonces, si te estoy entendiendo bien, lo que estás diciendo es…
- Muchas gracias por tomarte el tiempo en hablar conmigo.
“Oye… Escucha lo que otras personas tienen que decir, es importante.” Charles Chaplin.