
04 Abr 21 días para crear un hábito
Un número que muchos asociamos a lo que cuesta un hábito en crearse y que tal día como hoy tiene una lectura diferente ya que es el tiempo que llevamos del llamado confinamiento y del lema de #yomequedoencasa.
Lo que quizá no sabías es que esto de los 21 días viene de cuando allá por 1950 un cirujano plástico llamado Maxwell Maltz se empezó a dar cuenta del patrón que seguían sus pacientes tras haberles modificado algún rasgo de la cara como pudiera ser la nariz. Y esto mismo lo observó en amputados con el llamado miembro fantasma. Y es que les llevaba 21 días en que desapareciese la imagen mental que tenían y acostumbrarse a la nueva.
Parece ser que la imagen que las personas tenemos sobre nosotros mismos y lo que hacemos guardan una estrecha relación entre sí y es por esto por lo que si cambiamos la imagen, cambiarán los hábitos –según Maltz.
En estos días habrás leído o escuchado que es buen momento para enfocarte en lo que depende de ti y quizá incluso te hayas propuesto cambiar o iniciar algún hábito.
Ocurre que no suele ser tan sencillo como planteárselo y hacerlo durante 21 días. A parte claro está, de que eso de los 21 días es relativo pues no hay demostración empírica ni científica y dependerá de la persona.
De todas formas, ¿quieres saber cómo hacer con en ese hábito que se te resiste?
La clave principal está en el “para qué”.
Tener un motivo suficientemente bueno para lograrlo o conectarlo con algo que realmente quieras.
Previo a esto, a mí me ayuda trabajar con mis clientes en un listado de a qué le va a llevar no hacerlo. Imaginemos que ponemos por caso cualquiera de los habituales personales como comer sano para que todos lo entendamos. Es ahí donde la persona se da cuenta de las fatales consecuencias y el escenario futuro que le espera si sigue comiendo lo que le apetece por ejemplo. Y es que, es algo triste pero el ser humano reacciona para evitar un dolor antes que para obtener un beneficio.
Otra muy buena es “para quién”.
En más de una ocasión he oído eso de: “mira, hazlo por tus hijos, por tu mujer o por quien quieras si no eres capaz de hacerlo por ti”.
Una pregunta que yo hago mirando a los ojos, desde el más absoluto cariño y respeto es: de cero a diez, ¿cuánto te quieres?
Es ahí donde se hace el silencio manteniendo las miradas.
¿Te mereces ese éxito? ¿Te lo permites?
Date cuenta de que he dicho “cómo hacer con ese hábito que se te resiste”.
Y es que cuando nos da el subidón de cambiar cosas queremos hacer varias al mismo momento. Llevamos taytantos años haciéndolas de una determinada manera y lleva, por lo tanto, su tiempo el hacerlas de otra forma.
Empieza por un hábito. Sí, solo uno.
Ten en cuenta también que habrá días que te de pereza.
Sabiendo que esto ocurrirá, es cuestión de saber que la mente nos engaña porque es perezosa pero que si le dices que es cuestión de un minuto, se lo creerá y te permitirá empezar. Es mejor hacer poco que no hacer nada.
Escucha lo que te dices como “es que no puedo, no me apetece, debería de…” y reformula las frases de manera que sea un lenguaje positivo y potenciador como por ejemplo, “estoy en proceso de conseguir, cada día estoy más cerca de,…”.
Habrás visto que hay quien se pone una foto en la nevera cuando el hábito está relacionado con la alimentación. Bueno, pregúntate ¿qué te puede ayudar a tener presente que quieres hacerlo?
Hay además un ejercicio muy bueno de visualización que puedes llevar a cabo viajando en el tiempo como si ya lo hubieras conseguido.
Celebrar los logros también es algo que te ayudará a seguir manteniendo la motivación. No solamente es cuestión de registrar tus progresos, cosa que te recomiendo hagas y que funciona sino que te des pequeños premios y compartas con otros que lo estás consiguiendo.
¡Ánimo! y… recuerda la frase de Gandhi:
“Cuida tus pensamientos porque se volverán actos,
cuida tus actos porque se harán costumbre,
cuida tus costumbres porque formarán tu carácter,
cuida tu carácter porque formará tu destino,
y tu destino será tu vida”